BIENVENIDOS

noviembre 24, 2011

Las palabras

Muchas veces las palabras
significan mucho más.
No parecen ser mentira
ni parecen ser verdad.
Y se dicen muy de prisa
o se dicen sin pensar.
Van y vienen con la brisa
como el agua del mar.
Las palabras.

El domingo me encadenas
a una copa de champán.
Pero el lunes no te acuerdas
de invitarme a cenar.
¿Qué me importa lo que digas
si no lo quiero escuchar?
si es tu voz la que acaricia
y me hace soñar?
Las palabras.

Las palabras son tan vanas
cuando no se dicen con el corazón.
De la nada
se disparan.
Pero si no tienen alma
aunque brillen como el sol
que se vayan con el último adiós.¿Quién te quiere?
¿Quién te extraña?
¿Quién te mira como yo?
¿Quién te lleva a casa un día
y otro día y el peor?
¿Quién te llama por teléfono?
¿Quién te canta una canción?
¿Quién te escribe si estás lejos?
¿Quién te habla de amor?
Las palabras.
 
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El poder de las palabras

Una palabra irresponsable: puede encender discordias y fuegos difíciles de apagar…
Una palabra cruel: puede arruinar y derribar todo lo que se había edificado en una vida…
Una palabra de resentimiento: puede matar a una persona, como si le claváramos un cuchillo en el corazón...

Una palabra brutal: puede herir y hasta destruir la autoestima y la dignidad de una persona…
Una palabra amable: puede suavizar las cosas y modificar la actitud de otros…
Una palabra alegre: puede cambiar totalmente la fragancia y los colores de nuestro día…
Una palabra oportuna: puede aliviar la carga y traer luz a nuestra vida…
Una palabra de amor: puede sanar el corazón herido.
 
Porque las palabras tienen vida.
Son capaces de bendecir o maldecir, de edificar o derribar, de animar o abatir, de transmitir vida o muerte, de perdonar o condenar, de empujar al éxito o al fracaso, de aceptar o rechazar...
¿Cómo hablamos a los demás? ¿Qué les transmiten nuestras palabras?
¿Qué me digo a mí mismo? ¿Hacia dónde me conduce mi dialogo interno?

Jesús dijo: “Yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio. Porque por tus palabras serás justificado y por tus palabras serás condenado” Mateo 12:36-37

noviembre 17, 2011

EL ABORTO

¿Hola mamá, cómo estás? Yo muy bien, gracias a “Dios”

Hace apenas algunos días que me concebiste en tu barriguita.

Realmente, no puedo explicar lo feliz que me siento de que tú vayas a ser mi mamá.

Otra cosa que me llena de orgullo es ver el amor con que fui concebido.

¡Todo parece indicar que seré el niño más feliz del mundo!
Mamá, ya hace un mes que fui concebido y comienzo a ver cómo mi cuerpecito empieza a formarse, yo sé que no soy tan bonito como tú, pero ¡Dame una oportunidad! ¡Estoy muy feliz! Pero hay algo que me preocupa...
Últimamente he notado que hay algo rondando en tu cabeza que no me deja dormir, pero está bien, eso pasará, no te desesperes.
Mamá, ya pasaron dos meses y medio, estoy muy contento con mis nuevas manos, ya tengo ganas de usarlas para jugar.

Mamita, ¿Me dices que pasa?     

¿Por qué lloras tanto todas las noches???
¿Por qué cuando papá y tú se encuentran, se gritan tanto uno al otro?
¿Ya no me quieren? Voy a hacer todo lo posible para que me quieran...

Ya pasaron tres meses, mamá,  te noto muy deprimida, no sé lo que está pasando, estoy muy confundido.

Hoy por la mañana fuimos al médico y el nos dio una cita para mañana...
No sé para qué, yo me siento muy bien...
¿Acaso tú te sientes mal, mamá?
Mamá, ya es de día, ¿A dónde vamos?  
¿Qué está pasando mamá?
Mamá, no te acuestes, apenas son las dos de la tarde, no tengo sueño, quiero seguir jugando con mis manitas.
¡Ah!!! ¿Qué hace ese tubito cerca de mi??
¿Es un nuevo juguete?? ¡Mira!!!
Oye, ¿Por qué están absorbiendo mi casita??
¿Señor, espere porqué se la lleva?? 
¿No se da cuenta que me lastima??
¿No ve que aún soy muy pequeño para defenderme solito?
¡Mamá!!! Espere... ¡Esa es mi manita!!
Mamá, mi piernita, ¡La están arrancando!!!
¡Mamita, defiéndeme!!!
Mamita, ¡Ayúdame!!!
Diles que se detengan, te juro que ya voy a portarme bien y no voy a darte más patadas.
¿Cómo es posible que hagan esto conmigo?
Él me las pagará cuando yo sea grande y fuerte, ¡Ay, mamá! Ya no aguanto más... ay... mamita, mamita, ayúdame...
Mamá, ya han pasado 17 años desde aquél día, y desde aquí arriba observo cómo todavía te duele haber tomado aquella decisión.
Por favor, ya no llores, acuérdate de que te amo y que aquí estaré esperándote con muchos besos y abrazos.
¡Te amo mucho!!!
Tu bebé.
“Lo que llevas o llevaste en tus entrañas es el más valioso regalo que Dios, puedo darte, no lo rechaces y si cometiste este error, reconciliarte con El Señor, ya que tu bebe estará en los cielos esperando recuperar el tiempo, que no pudo disfrutar junto a ti en este mundo”

HISTORIA DE LOS MARCIANITOS

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