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agosto 31, 2010

ANTE UN ELEFANTE

Un príncipe oriental, para dar una lección a sus súbditos sobre la búsqueda de Dios, hizo reunir un día a muchos ciegos.
Después ordenó que se les mostrase el mayor de sus elefantes sin decirles qué animal tenían delante. Cada ciego se acercó al elefante y le tocaron en diversas partes de su cuerpo.
Al final el príncipe preguntó qué había palpado cada uno.
El que había tocado las piernas dijo que un tronco arrugado de un árbol.

El que había tocado la trompa, una gruesa rama nudosa.
El que había tocado la cola, una serpiente desconocida. Un muro, dijo el que había tocado el vientre. Una pequeña colina, el que había tocado el lomo.
Como no se ponían de acuerdo entre ellos, comenzaron a discutir.
El príncipe interrumpió la discusión:
- Esta pequeña muestra os hacer ver cómo de las grandes cosas conocemos muy poco, y de Dios casi nada.
Parábola hindú

ACTUAR DE DIOS

Un hombre se hallaba en el tejado de su casa durante unas inundaciones y el agua le llegaba a los pies.
Poco después, pasó un individuo remando en una canoa y le gritó:
- “¡Oiga! ¿Quiere que le lleve a un sitio más alto?”.
- “No, gracias - replicó el hombre -. Tengo fe en el Señor y Él me salvará”.
Pasó el tiempo, y el agua le llegaba al hombre hasta la cintura. Entonces pasó por allí una lancha de motor.
- “¿Quiere que le lleve a un sitio más alto?” - gritó el que la llevaba.
- “No, gracias - respondió el hombre -. Tengo fe en el Señor y Él me salvará”.
Más tarde, cuando el nivel del agua le llegaba hasta al cuello del individuo, llegó un helicóptero.
- “¡Cójase a la cuerda - gritó el piloto -. Yo le subiré”.
- “No, gracias - dijo el hombre por tercera vez -. Tengo fe en el Señor y Él me salvará”.
Desconcertado, el piloto dejó a aquel hombre en el tejado, casi cubierto por las aguas. Después de haber pasado horas allí, el pobre hombre no pudo resistir más, se ahogó y fue a recibir su recompensa.
Mientras aguardaba en las puertas del Paraíso, se halló frente al Creador y se quejó de lo ocurrido:
- “Señor - le dijo -, yo tenía total fe en que Tú me salvarías y me abandonaste. ¿Por qué?”
A lo cual le replicó el Señor:

- “¿Qué más quieres? ¡Te mandé dos lanchas y un helicóptero”.

HISTORIA DE LOS MARCIANITOS

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