BIENVENIDOS

diciembre 23, 2010

¡¡Feliz Navidad!! Jesús

Desde hace más de 2000 años, el 25 de diciembre, la mayor parte de la humanidad celebra mi cumpleaños. Normalmente hacen una gran fiesta en mi honor y supongo que este año sucederá lo mismo.
Es bueno saber que al menos un día al año algunas personas se acuerdan de mí.
Cuando al principio empezaron a celebrar mi cumpleaños, era para agradecerme por todo lo que había hecho por ellos, pero ahora, muy pocos saben por qué y para qué se reúnen.
Recuerdo que en una de estas fiestas, había un cartel, que decía: «Bienvenidos, hoy celebramos el cumpleaños de Jesús» La decoración era muy hermosa, la mesa estaba llena de comida deliciosa y sobre todo, había un montón de cajas llenas de regalos.
Me sentí muy feliz y pensé lo bien que iba a pasar aquella noche. Hacía mucho tiempo que no disfrutaba de una fiesta en mi honor.
Comenzaron a llegar los primeros invitados que hablaban animadamente, pero comencé a notar algo raro. En ninguna de las conversaciones hablaban de mí. Nadie me nombró en ningún momento. De pronto, todos se sentaron a la mesa y comenzaron a comer, sin darse cuenta de que no había ninguna silla para mí y ni siquiera dijeron: «Feliz Cumple»
Así fueron pasando las horas, mientras yo contemplaba la situación desde un rincón.
Pensando que quizás alguno de aquellos regalos podría ser para mí, decidí quedarme y esperar.
Antes de media noche, llego un anciano de barbas muy blancas vestido de rojo y todos los niños corrieron hacia el gritando ¡Santa Claus!. Parecía que el hombre era el encargado de repartir los regalos. En este preciso instante sonaron las campanadas que anunciaban la media noche y todos comenzaron a besarse y abrazarse sin hacerme el más mínimo caso.
Como estaban repartiendo los regalos, me acerqué a ver si alguien me daba el mío, pero nadie me dio nada.
Comprendí entonces que yo no tenía nada que hacer en aquella fiesta y me fui con una gran tristeza en mi corazón.

¿Por qué te cuento todo eso, te preguntarás?

Pues te lo cuento porque quiero decirte, que como casi nadie me invita a mi propio cumpleaños, yo voy a hacer mi propia fiesta. Será una fiesta fantástica, maravillosa, como jamás nadie se ha imaginado.
Ahora mismo estoy haciendo los últimos arreglos y enviando las invitaciones. Espero que ya hayas recibido la tuya, de hecho, constantemente te estoy mandando invitaciones, pero si por algún motivo no la recibiste y quieres estar en mi fiesta, dímelo, para que pueda enviártela, reservarte un lugar y escribir tu nombre en mi lista de invitados. Sólo los que respondan a mi invitación podrán asistir.
Quisiera que esta Navidad me permitieras entrar a tu vida, que entendieras que hace más de 2000 años vine a este mundo para dar mi vida por ti en la cruz y de esta forma poder salvarte.

 Creer y aceptar esto, es responder a mi invitación.

¡¡Cuanto me gustaría verte en mi fiesta!!

¡¡Feliz Navidad!! Jesús

HISTORIA DE LOS MARCIANITOS

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